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La comunicación debe ser directa y sencilla

En estas semanas he trabajado con muchos expertos en tecnología, cosa que no abunda. Aun así, cada vez sabemos menos, y todos los días la bendita tecnología cambia. Cada vez dependemos más de internet, pero nos juega serios problemas con su estabilidad y calidad, por más que paguemos. Me explico: 

 Esto crea serios problemas: 

Un buen comunicador hace lo imposible por comunicar verdaderamente y ser entendido por su audiencia. ¿Qué tiene esto que ver con la autoestima de ese ser humano? Por lo general, la gente que se comunica así se siente “importante”, porque saben más que los demás (creen ellos) y tienen que preguntarle mucho. 

Los verdaderos genios hablan de manera sencilla y clara, son directos, sencillos y se preocupan por enseñar. Mientras más se estudia, solo se confirma que no sabemos nada. “Yo solo sé que no sé nada” (Sócrates). 

La comunicación debe ser sencilla, clara. Su verdadero objetivo es enseñar a otro de forma amena, llana, entretenida. 

La buena comunicación es decisiva para una relación significativa. Se basa en hablar de forma directa, sin usar a otros para llevar el mensaje, llamados por nosotros, los expertos en comunicación, “los teléfonos”, que distorsionan lo que se dice. 

Nunca nos comunicamos bien, porque tenemos que interpretar lo que nos dicen. Y al interpretarlo, le damos parte de lo que somos, lo que afecta nuestra cosmovisión del mundo y cada uno lo ve a su manera. Por eso, no es real la realidad. Solo existe mi realidad. Al interpretar lo que veo, le pongo —quiera o no— “cómo” yo lo veo. 

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