Duran 5 minutos y han ganado 70.000 dólares.
A una británica se le ocurrió alquilar sus cabras para amenizar las reuniones por videollamada y encontró una fuente de ingresos durante el confinamiento del coronavirus cuando la situación no era florida. Las cabras miran con curiosidad cuando la granjera, Dot McCarthy, las acerca al teléfono comiendo o haciendo cabriolas en el establo. El precio es de 5 libras (7 dólares) por cinco minutos en cualquier plataforma de videollamada.
Los clientes eligen entre siete cabras de la granja, que van desde la veterana Margaret hasta la pequeña Lulú, de pelaje marrón y blanco y a la que empiezan a salirle los cuernos. “Digamos que tienen una videollamada muy larga y aburrida”, explica la ganadera. “Hacen una reserva para que una cabra se una a ustedes y ver si sus compañeros de trabajo se dan cuenta”. “Empezó como un chiste y realmente se ha vuelto una chifladura”.
Antes de la pandemia, la pequeña granja familiar, que también cría ovejas y pollos, ya se había diversificado ofreciendo visitas guiadas, demostraciones de perros pastores, habitaciones hoteleras e incluso yoga con cabras. Gracias al éxito de las cabras en Zoom, ha podido mantener durante el confinamiento a los dos empleados a tiempo parcial que había contratado recientemente.