Con un PIB de 3,9 billones de dólares, India es una de las principales economías emergentes del mundo. En las últimas décadas, se ha consolidado como un importante centro de TI en términos de desarrollo de software, operaciones administrativas y tecnologías digitales. En la última década, India se ha centrado en el desarrollo de su sector manufacturero, tanto para fines internos como para la exportación internacional. Su población de casi 1.500 millones de habitantes, casi cinco veces la de Estados Unidos, la convierte en un mercado atractivo para las empresas extranjeras que desean acceder a este enorme mercado.
Desde su independencia de Gran Bretaña en 1947, India ha mantenido una relación cordial con Estados Unidos, que la ha considerado un socio diplomático clave en Asia. Sin embargo, en los últimos meses, la relación entre India y Estados Unidos ha sufrido un grave deterioro. El presidente Trump ha impuesto aranceles de importación de hasta el 50 % a muchos productos indios, alegando que India sigue comprando petróleo ruso, a pesar de la invasión rusa de Ucrania. Enfadada, y probablemente aún más ofendida, India ha declarado que, a pesar de los aranceles a sus exportaciones a Estados Unidos, seguirá comprando petróleo ruso.
El 1 de septiembre, el primer ministro indio, Narendra Modi, se reunió en Tianjin, China, con el líder chino, Xi Jinping, y el presidente ruso, Vladimir Putin, en una cumbre regional organizada por la Organización de Cooperación de Shanghái. Tanto Xi como Putin le extendieron la alfombra roja a Modi, obviamente intentando cortejarlo para que se uniera a ellos y alejarse de la estrecha relación previa con Estados Unidos. Modi recibió un estatus especial al ser llevado en el vehículo blindado personal de Putin. Durante la visita, Putin se refirió a Modi como “un querido amigo”, y Modi le declaró a Putin: “Siempre he sentido que conocerte ha sido una experiencia memorable”. Modi también elogió las reuniones con Xi y la relación de la India con China.
El día de la visita de Modi a Tianjin, el presidente Trump avivó aún más la tensión con India al afirmar que la relación que Estados Unidos ha mantenido con India es un “desastre unilateral”, indicando que cree que India se ha estado aprovechando de Estados Unidos en asuntos comerciales. Mencionó que India sigue comprando petróleo ruso y muy poco de Estados Unidos. Trump también afirmó que se está haciendo tarde para que India alcance un acuerdo arancelario con Estados Unidos.
La visita amistosa de Modi a Xi y Putin es un mal presagio para Estados Unidos. No podemos permitirnos perder a la India como socio comercial y diplomático estratégico en este momento histórico, en el que Rusia muestra su agresividad al mundo y China intenta extender su influencia por todo el planeta. Mientras tanto, Estados Unidos está frenando su influencia mediante la paralización de iniciativas importantes como USAID.
Lo sorprendente de la repentina adhesión de la India a China y Rusia es que, durante el primer mandato del presidente Trump, él y Modi mantuvieron una relación extremadamente estrecha, a pesar de que muchos le pidieron que reprendiera a Modi por la represión a la prensa y las violaciones de derechos humanos. Trump se negó a hacerlo y lo invitó a una visita oficial a Washington, D. C., en 2017.
Los aranceles han desempeñado un papel importante en empujar a India hacia China y Rusia; sin embargo, podría haber un problema más personal entre Trump y Modi. Varios medios de comunicación, incluido el New York Times, informaron que el 17 de junio, Trump y Modi tuvieron una llamada telefónica que terminó mal. En mayo, estallaron cuatro días de combates entre India y Pakistán, como ha sido frecuente desde que Pakistán se separó de India en 1947. Supuestamente, en la llamada telefónica Trump afirmó que había negociado el alto el fuego que puso fin al conflicto. Modi le dijo que Trump no había estado involucrado y que India y Pakistán resolvieron el conflicto por sí mismos. Pakistán, un némesis de India desde hace mucho tiempo, afirmó que Trump había estado involucrado y que lo iba a nominar para el Premio Nobel de la Paz.
Trump y Pakistán pusieron a Modi en una situación política delicada. Sin embargo, Modi se negó a retractarse y se mantuvo firme en su postura sobre el alto el fuego, y la llamada telefónica terminó con un tono amargo. Casi inmediatamente después, Trump comenzó a insultar públicamente a la India y a avergonzar a Modi en el escenario internacional. Poco después, Trump impuso aranceles del 50 % a las importaciones indias a Estados Unidos.
La llamada telefónica, con los aranceles que la acompañan, ha deteriorado las relaciones entre Estados Unidos y la India, posiblemente hasta su peor momento desde la independencia de la India. La economía india podría verse afectada por los aranceles impuestos a sus productos. Estados Unidos corre el riesgo de perder un importante aliado comercial y crucial en Asia. Y lo que es aún más importante, el mundo podría llegar a la conclusión de que los aliados de Estados Unidos podrían ver su relación favorable de décadas con el país terminar con una simple llamada telefónica y egos personales involucrados. Esperemos que ambos países lleguen a la conclusión de que tener una relación sólida es beneficioso para ambos.