Llega el fin de año y el Zorro anda más confundido que nunca. “Los humanos son raros”, pensó. Por estos rumbos les parece más importante si somos zorros cafés o más claritos y mientras desatienden a sus crías, algo que la ley de la selva castiga severamente. Es que hay humanos un poco menos humanos que tienen cuevas grandes donde pueden juntar comida y meterse si llueve o hace frio y esos han estado haciendo fuerza para que entre todos les bajemos lo que la ley de la selva indica que deben colaborar. Mientras tanto, se la pasan diciendo que los otros trabajen más y que aunque no puedan cuidar la salud de sus crías o arreglar las cosas que se rompen eso está bien.
Pues resulta que dos de cada tres humanos están en contra, pero como son testarudos se creen lo que les dicen. “Ay, que creídos”, dijo el Zorro mirando la ciudad desde lo alto de una montaña. Es sabido que muchos animales se cuidan entre ellos y así han hecho de la selva un lugar mejor para todos.
En el mundo humano, queremos desearles Felices Fiestas y Próspero Año Nuevo. Y les pedimos que siempre piensen en los más débiles, desprotegidos, necesitados. Aunque cueste creerlo, siempre habrá alguien a quien la vida golpeó con más fuerza. Sea por convicción religiosa o simplemente por tener principios y ética, les pedimos que piensen en los millones que quedaran sin seguro médico, los inmigrantes a quienes se les cierran puertas, a los que piden respeto por su cultura y forma de vida. Hagamos una pausa breve y meditemos sobre los mensajes de división y odio diarios y pidamos que no nos invadan. No queremos ser como los que no nos quieren o exigen que nos arrodillemos implorando la compasión de la que ellos carecen.
En 2018 habrá elecciones y es allí donde podremos mandar un mensaje fuerte y claro de repudio al racismo y a la falta de sensibilidad. Construir un país más fuerte no se hace solo con dinero, se hace con el corazón.