¡Cómo está mi gente! Aquí llegó el Zorro… que dice lo que otros no se dieron cuenta o no se animan a decir mi rrrrrazzzza…
Veamos, dijo un ciego… Resulta que los animales de la selva se juntaron para comprar los regalos del “sentks guiving”… Muy de espíritu de bien decidieron que no iban a hacer ni una vaquita para sumar fuerzas, ni juntar lana ni comerse un pavo… nada de eso. Que no haya un solo animal en la jungla al que la fiesta le traiga recuerdos y haya que consolarlo. La lechuza, con una mirada medio “nerd” sugirió conseguir un periódico para ver los anuncios… Buena idea, dijo un mono que se balanceaba sobre la tela de araña. El elefante asintió con la trompa. “Necesitamos una tele grande para ver los partidos del fin de semana”, dijo. La jirafa era la única que podía estirar el cuello y llegar a ver toda la acción sin que nadie le tape.
Así fue como para cuando mis queridos lectores estén viendo esta columna psico-zoológica, cada animalito de la selva le habrá entrado a la “coperacha” olvidándose de cuando eran medio salvajes y se comían los unos a los otros. En cambio, los humanos… esos sí que en vez de ir para adelante siempre encontraron alguna excusa para pelearse. Aún para recoger las teles super-recontra-archi-ultra gigantes pudieron dejar de hacerle como en la lucha libre a pura patada voladora tratando de defender con sangre si era necesario la caja con la “Smart” TV. Desplegando pura estrategia los machos abrían paso rugiendo al que se acercara mientras que las hembras cuidaban a las crías que se escondían detrás de las cajotas.
Los animales miraban con asombro a los humanos comportándose más salvajes que ellos en la jungla en el pasado. “¿Qué no aprendieron nada en todos estos años”? Reflexionó un viejo león que miraba la marea humana con cara de lástima. “Los humanos no saben disfrutar de la vida”, le contestó una cabra que lo alcanzó a escuchar. “Se pelean por cosas materiales y se la pasan juntando unos papeles de colores que llevan en los bolsillos toda la vida”, dijo una paloma que volaba ahí cerca. Y después se van a sus casas y en vez de agua del río se toman unas cosas malolientes que los ponen mal y se empiezan a pelear”, les dijo asustada. ¡Encima, lo hacen enfrente de sus cachorros!, agregó el coyote. Sí. Siempre, Desde que tengo uso de razón ha sido así”, remató una tortuga ya algo entrada en años.
La cosa es que ese grupo de animales se dio cuenta que no la tenían tan mal después de todo. Ellos se podían juntar a aullarle a la luna o platicar mirando a las estrellas, jugar, cuidar y enseñarles a sus cachorros como arreglárselas en la vida cuando ya lleguen a grande… y muchas cosas más.
Ya casi en la puerta del Gualmart o Bestia Bay, se miraron, bajaron las cabezas y decidieron no comprar la tele gigante. Estarían más contentos dedicándose el tiempo entre ellos y viendo los partidos desde la vidriera. Como siempre fue.
Parece que los amigos de El Zorro son animales de los que los humanos tienen algo que aprender…
Se me cuidan y se abrigan si hace frío. Y con todo el cariño de este amigo que siempre los lleva en el corazón les deseamos mucha felicidad y cariño en estos días que vienen… ¡Auuuuuu!