Inteligencia Artificial y el futuro de la educación

POR HERGIT LLENAS 

A fin de eliminar la pobreza para 2030, un plan diseñado por la United Nations Educational, Scientific, and Cultural Organization (UNESCO), establece como una de las metas más importantes garantizar el acceso a una educación de calidad. 

De acuerdo con la UNESCO, se van a necesitar 20,1 millones de nuevos maestros para enseñar en primaria y secundaria. Además, se requerirán otros 48,6 millones para reemplazar aquellos que dejarán la profesión, ya sea porque se van a retirar, terminan sus contratos o simplemente porque abandonan la carrera por otras mejor pagadas o que ofrecen mejores condiciones. Como vemos, ¡se necesitan muchos maestros! 

¿Cuál es el plan para suplir la necesidad de maestros calificados? En el Festival Británico de Ciencias de 2017, Anthony Seldon, un experto en educación, propuso como solución el empleo de Inteligencia Artificial (IA). Es decir, de robots o humanoides. 

De hecho, la IA no solo ya está reemplazando a las personas en posiciones rutinarias o peligrosas (de cajeros o recogiendo desechos nucleares), sino también a los especialistas en finanzas, médicos y mercadólogos, comentó Kristin Houser en el artículo “La solución para nuestra crisis educativa puede ser la Inteligencia Artificial”. 

No obstante, Rose Luckin explica que en la actualidad todavía no existe un sistema digital que pueda competir con el ser humano. La profesora Luckin trabaja para en un laboratorio en Londres, enfocado en transformar la educación a través de los medios digitales. En una entrevista para Futurism, dijo que “ningún robot podría cumplir con la amplia gama de funciones que ejecuta cada día una maestra de carne y hueso, ni podría desarrollar el repertorio de habilidades y destrezas que esta posee”. Sin dudas, dicha afirmación tiene peso. 

Sin embargo, eso no significa que en el futuro la Inteligencia Artificial (IA) no vaya a hacerse cargo de una extensa variedad de tareas propias del salón de clases. Aunque hoy no existe una máquina con la empatía y la habilidad para inspirar de los docentes, se estima que para 2027 los robots conseguirán reemplazar y/o asistir en gran parte de sus labores. Por ejemplo, podrían llevar la asistencia, corregir exámenes rutinarios, e incluso generar nuevas lecciones usando plataformas como Teachers Pay Teachers. Pero la IA puede hacer mucho más que el trabajo monótono. 

Por ejemplo, las aulas podrían estar equipadas con procesadores de lenguaje, tecnología para el reconocimiento de gestos, entre otros sensores psicológicos capaces de recolectar y analizar información sobre cada estudiante, para conocer sus necesidades. 

Si los alumnos no han dormido bien, no han comido adecuadamente o se encuentran bajo mucho estrés, no pueden concentrarse, y esto dificulta el aprendizaje. Esta información permitiría al educador entender mejor por qué los niños no están aprendiendo a toda capacidad. Incluso, si un estudiante necesitara atención individual, podría ser instruido con tutorías propulsadas por Inteligencia Artificial. 

En resumen, Luckin espera que, en una década cada maestro tendrá un robot-asistente. Considerando el enorme peso que tienen los maestros sobre sus hombros y la inmensa demanda global de nuevos maestros, la IA se perfila como una alternativa tan viable como cercana.