POR ISMAEL CALA
En enero de 1932, la revista Technology Review, del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), publicó: “Interpretar los eventos del pasado es el único método válido para predecir el futuro. La importancia de la tecnología es haber liberado el pensamiento humano”.
Antes de terminar el año pasado, leímos decenas de predicciones tecnológicas, laborales y sociales sobre 2020. Y entonces llegó la pandemia.
Por ejemplo, Linkedin auguró que el “trabajo flexible” no sería ya un “privilegio de unos pocos”, sino una demanda generalizada, incluyendo la redefinición de una nueva relación con la oficina. Por causas completamente distintas, su análisis se confirmó.
La crisis del coronavirus nos ha obligado a encontrar soluciones para mantener a flote la economía. Todo lo que ya existía, más nuevas herramientas implementadas en tiempo récord, han permitido a millones de personas conservar sus empleos. En Europa, la jornada laboral de cuatro días parecía imposible… hasta que llegó el Covid-19 y algunas empresas tuvieron que renegociar salarios (y con ellos, las horas y días de trabajo).
Otro pronóstico de Linkedin preveía que hablaríamos más abiertamente en el trabajo sobre la salud mental. Aquí también acertaron, pero, de nuevo, bajo el influjo del virus.
Como reconoce la Organización Mundial de la Salud, la depresión y la ansiedad cuestan a la economía mundial un billón de dólares cada año. El dato es de mayo de 2019, así que multiplíquese ahora para obtener un mejor acercamiento a la realidad.
La falta de profesionales de la salud también estaba en la lista: “Se calcula que el déficit ascenderá a 18 millones de trabajadores en los próximos 10 años”. No es un tema nuevo, pero sí el fondo de la cuestión en muchos países —no solo los pobres—, cuyos sistemas han mostrado ineficiencias.
En los aciertos (y también en los fallos) está presente nuestra relación con el mundo VUCA (volátil, incierto, complejo y ambiguo). La anticipación a sucesos, eventos y procesos no es magia ni adivinación, sino un análisis científico para el que debemos prepararnos cada día.
Y luego está un factor fundamental, la resiliencia humana, que nos permite actualizar constantemente nuestras capacidades para garantizar la subsistencia.
¿En qué erraron las previsiones hasta mitad de 2020? Se esperaba la salida del mercado de alguna gran plataforma de streaming por el exceso de ofertas. De momento, la realidad marca otro camino: un mayor consumo.