Un antropólogo famoso dijo que “El hombre de las cavernas se tardaba seis horas en masticar la carne cruda, las mandíbulas eran poderosas, los dientes grandes y el sistema digestivo era grande para digerir esa proteína cruda”. Y agregó que “cuando por error la carne se le cae al fuego y descubre que es más sabrosa y fácil de comer, el sistema digestivo evolucionó, se hizo más chiquito, las mandíbulas se fueron reduciendo y dejó espacio para que el cerebro creciera”. Interesante, pero lo que más gusta de asar carne es la convivencia.
Algunos consejos:
Los cortes finos no se marinan, únicamente llevan sal de grano. Sólo hay que marinar los delgados.
No voltear la carne como si fueran tortillas, sólo se hace una vez, de preferencia.
Déjela reposar cuatro minutos después de sacarla del asador para que los líquidos se distribuyan y quede jugosa.
Extienda la mano: si el corte es más grueso que la mano va con calor directo, si es más grande, utilice un asador con tapa y no lo ponga a la brasa directa, sino a los lados de la carne.
Debe haber un espacio de unas cuatro pulgadas entre la carne y las brasas.
¡Y a disfrutar con la familia y amigos!