¿Cómo es posible que Colombia reciba a 5,000 refugiados venezolanos todos los días y Estados Unidos entre en pánico por una caravana de 7,000 centroamericanos que ni siquiera han llegado a su frontera? ¿Y por qué el presidente Donald Trump está tuiteando sin aportar ninguna evidencia que la caravana podría incluir a criminales y posibles terroristas del Medio Oriente?
La respuesta a estas preguntas que circulan en las redes sociales es muy simple: Trump está explotando el tema de esta caravana para agitar el miedo hacia los inmigrantes y energizar a sus seguidores para que salgan a votar por sus candidatos en las elecciones legislativas del 6 de noviembre.
Trump está tratando de desviar la atención de su reducción de beneficios médicos para millones de personas y de su reforma de impuestos que beneficia a los ricos, para convertir a esta caravana en el tema central de las elecciones legislativas. Y, hasta cierto punto, lo está logrando, porque los demócratas han optado equivocadamente por ignorar el tema.
“El presidente está desesperado por cambiar el tema de la atención médica a la inmigración porque sabe que la atención médica es el problema número uno que preocupa a los estadounidenses”, dijeron en un comunicado la líder demócrata de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, y el líder demócrata del Senado, Chuck Schumer. “Los demócratas están centrados como un láser en la atención médica, y no serán desviados”.
No estoy seguro de que esta estrategia demócrata sea muy inteligente. El grupo de migrantes centroamericanos ya se ha convertido, gracias a la atención que le ha dado Trump, en la noticia del día en los medios estadounidenses. Es demasiado tarde para ignorarlo.
Los demócratas deberían responder que Trump está explotando la inmigración ilegal para su propio beneficio político, en lugar de hacer algo para detenerla. Además, deberían decir que Trump de hecho se ha convertido en un facilitador de la inmigración ilegal.
El gobierno de Trump ha ordenado a los agentes fronterizos arrestar a todos los inmigrantes indocumentados, revirtiendo así la política del gobierno de Barack Obama de “enfocarse en los delincuentes, no en las familias”.
Los agentes de inmigración ahora están separando a las madres de sus bebés, en lugar de perseguir a los criminales. Los arrestos por ICE de migrantes que no tienen antecedentes criminales aumentaron 66 por ciento en los primeros nueve meses de este año fiscal, según la agencia de noticias Associated Press.
Como resultado, los tribunales de inmigración de Estados Unidos no dan abasto, y se ha corrido la voz en Centroamérica de que si uno cruza la frontera de Estados Unidos, pasarán años hasta que se resuelva su caso, y uno puede quedarse en el país mientras dure el trámite. Eso está impulsando a muchos a tratar de migrar sin documentos, y escapar de la violencia y la pobreza en sus países.
Asimismo, Trump y su Partido Republicano han controlado las dos cámaras del Congreso en los últimos dos años, pero se han negado a aprobar una reforma migratoria integral que habría aumentado los fondos para asegurar la frontera y permitido un camino a la legalización de los indocumentados.
“Trump no está interesado en solucionar el problema, está interesado en explotarlo”, dice Frank Sharry, jefe del grupo proinmigración de America’s Voice en Washington D.C.
Del mismo modo, la nueva propuesta de Trump para recortar la ayuda económica estadounidense a Honduras, Guatemala y El Salvador, a menos que estos países hagan más para detener la migración ilegal a Estados Unidos, no podría ser más contraproducente.
El gobierno de Trump ya había solicitado al Congreso, antes de la última amenaza de Trump, recortes de casi 40 por ciento en la ayuda externa de Estados Unidos a Honduras, Guatemala y El Salvador, a $67 millones, $81 millones y $46 millones, respectivamente. En comparación, la ayuda de Estados Unidos a Irak, incluida la asistencia militar, es de $5,300 millones.
Los nuevos recortes a Centroamérica crearían más pobreza en estos países, y aumentarían la migración ilegal a Estados Unidos.
Como todos los demagogos populistas nacionalistas, Trump está mucho más interesado en explotar el problema que en resolverlo. Los demócratas deberían denunciarlo como tal.