Por Andrés Oppenheimer
Sam Dubbin, un abogado de Miami que representa a cuatro médicos cubanos que desertaron en Brasil, me dijo que la demanda alega que la OPS, una agencia de la Organización Mundial de la Salud de las Naciones Unidas con sede en Washington D.C, supervisó y se benefició de un esquema ilegal bajo el cual los médicos cubanos tenían que trabajar en condiciones que violan las leyes internacionales contra el trabajo forzado.
El escándalo en torno de los 15,000 médicos cubanos que han trabajado en condiciones de virtual esclavitud en Brasil está creciendo: varios de ellos presentaron una demanda en Miami contra la Organización Panamericana de la Salud (OPS), afirmando que la organización regional no solo supervisó el programa, sino que también se embolsó $75 millones de sus fondos.
Dubbin agregó que la OPS ganó $75 millones del acuerdo entre Brasil y Cuba en los últimos cinco años.
El programa, conocido como Mais Medicos, fue establecido en octubre de 2013 por el gobierno de la ex presidenta brasileña Dilma Rousseff. Bajo el acuerdo, los médicos cubanos han estado trabajando en áreas remotas de Brasil, donde pocos médicos brasileños quieren vivir.
Cuba anunció la semana pasada que estaba comenzando a repatriar a sus médicos de Brasil, luego de que el presidente electo ultraderechista de Brasil, Jair Bolsonaro, denunciara que Mais Medicos es un programa de esclavitud moderna.
Bajo el acuerdo entre Brasil y Cuba supervisado por la OPS, los médicos cubanos recibían menos del 10 por ciento de sus salarios, y Cuba conservaba la mayor parte del resto, según la planeada demanda legal contra la OPS.
Bolsonaro, quien asumirá el cargo el 1ro. de enero, amenazó con cancelar el programa Mais Medicos a menos que Cuba aceptara que los médicos cubanos reciban su salario completo, que Brasil valide sus títulos médicos y que se les permita traer a sus las familias. El presidente electo más tarde tuiteó que, “desafortunadamente, Cuba no ha aceptado”.
Según un estudio reciente realizado por la Escuela Wharton de la Universidad de Pennsylvania, en 2015 había unos 37,000 médicos cubanos que trabajaban en 77 países, la mayoría en Venezuela, Brasil y América Central.
Dubbin me dijo que sus clientes “quieren poner fin a esta práctica de que los médicos cubanos sean tratados como esclavos”. Agregó que están buscando el pago de sus salarios completos y daños, y “quieren exponer a una institución internacional que opera aquí mismo en Estados Unidos y que está involucrada en la trata de personas”.
La doctora Ramona Matos, una de las demandantes, dijo que “simplemente estamos pidiendo la compensación total que todos merecemos”, según el despacho de Dubbin.
Dubbin citó varios documentos, incluida una auditoría del programa Mais Medicos realizada por la Oficina de Responsabilidad Suprema de Brasil, según los cuales en los últimos cinco años Brasil habría pagado alrededor de $1,500 millones a la OPS por el programa.
De ese dinero, la OPS pagó $1,300 millones a Cuba y se quedó con $75 millones. Cuba, a su vez, pagó a los médicos cubanos en Brasil unos $125 millones, dijo Dubbin.
Los $75 millones que habría recibido la OPS no se utilizaron para pagar los gastos operativos, ya que estos fueron pagados por instituciones brasileñas, agregó Dubbin.
Consultado al respecto, el portavoz de la OPS, Luis Felipe Sardenberg, me dijo en un correo electrónico que los fondos “son cargos cobrados a todas las contribuciones voluntarias recibidas por la OPS para cubrir los costos relacionados con la gestión y administración de un programa”. Agregó que “todas las organizaciones de las Naciones Unidas… imponen este tipo de cargos”.
Los médicos demandantes dijeron que además de recibir solo una fracción de sus salarios, la mayoría de ellos no podían traer a sus familias con ellos de Cuba, y que tenían un toque de queda diario a las 6 p.m.
Cuando escribí por primera vez sobre la situación de los médicos cubanos en Brasil en septiembre de 2013, describí este acuerdo —y a la supervisión de la OPS— como “escandaloso”. Ahora, si resulta que la OPS también ganó $75 millones con este programa, estaríamos frente a una agencia de las Naciones Unidas que se habría lucrado con un negocio de esclavitud moderna. Eso ya no sería solo inmoral, sino que podría ser criminal.