Por Andrés Oppenheimer
El presidente Donald Trump usó datos falsos en su discurso para crear un clima de histeria antiinmigrante y hacer que los contribuyentes estadounidenses paguen $5,700 millones por un muro fronterizo, pero el hecho real es que la inmigración ilegal se encuentra en mínimos históricos y que los inmigrantes indocumentados cometen muchos menos crímenes que los estadounidenses.
A menos que uno sea un marciano recién llegado a la Tierra, o un espectador habitual de Fox News, debería saber que el proyecto del muro fronterizo de Trump es una solución inservible para una crisis inexistente.
De hecho, ningún estudio serio respalda los argumentos de Trump para gastar $5,700 millones en un muro que Trump había prometido originalmente que sería pagado por México.
▪ ¿Que un muro fronterizo detendría la inmigración ilegal? Falso. Dos tercios de todos los inmigrantes indocumentados no ingresan al país a través de la frontera sur, sino que llegan a los aeropuertos de Estados Unidos con visas válidas de turistas o estudiantes, y se quedan más allá de su período de admisión, según un estudio del 2017 del Centro de Estudios de Migración
▪ ¿Que los inmigrantes indocumentados son criminales violentos? Incorrecto. Por el contrario, los inmigrantes indocumentados cometen menos delitos violentos que los estadounidenses, según un estudio de 2018 del Instituto CATO.
▪ ¿Que las drogas ilegales que vienen de México están matando a más estadounidenses que la guerra de Vietnam? Mentira. La actual crisis de opioides tiene muchas fuentes, incluida la heroína proveniente de la frontera sur, las drogas recetadas por los médicos y las drogas sintéticas que llegan de China a los aeropuertos de Estados Unidos. Trump puso a todas las muertes relacionadas con las drogas en la misma bolsa, y le echó la culpa a México.
Trump claramente está tratando de vender la idea de que hay una crisis migratoria para azuzar a su base y desviar la atención de sus crecientes problemas legales.
Quiere que las cadenas de televisión hablen sobre una supuesta crisis de inmigración, en lugar de centrarse en las investigaciones sobre los lazos de su campaña electoral con Rusia, sus conflictos de intereses y posible corrupción.
También está buscando una manera elegante de terminar el cierre del gobierno que él mismo creó. Es posible que declare una “emergencia” en la frontera para pasar por alto al Congreso y aprobar los fondos para el muro mediante una orden ejecutiva.
En lugar de derrochar dinero en un muro inservible —que los migrantes podrían cruzar cavando túneles o trepándose— Trump debería usarlo para reconstruir la infraestructura desmoronada de Estados Unidos.
Hoy día, llegar desde Pekín u otros aeropuertos asiáticos a Estados Unidos es como arribar a un país del Tercer Mundo. No solo los aeropuertos de Estados Unidos, sino sus carreteras, puentes y conectividad a Internet están muy por detrás de otros países industrializados.
La Sociedad Americana de Ingenieros Civiles estima que el país tendrá que invertir alrededor de $4.5 billones para 2025 para actualizar sus carreteras, puentes, y otras obras de infraestructura.
Trump también podría usar esos $5,700 millones para ampliar los acuerdos de libre comercio con Centroamérica y promover el desarrollo económico regional para reducir la migración.
Pero, desafortunadamente, toda esta farsa de Trump sobre el muro fronterizo no tiene nada que ver con combatir el crimen ni con mejorar la vida de los estadounidenses. Es pura demagogia populista y una gran cortina de humo para desviar la atención de los problemas legales de Trump.