El secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres, había guardado hasta ahora un vergonzoso silencio sobre la crisis humanitaria en Venezuela y la necesidad de que la ONU tome cartas en el asunto. Pero eso podría estar cambiando ahora.
Por primera vez, el 10 de abril, Guterres dijo que “7 millones de personas en Venezuela necesitan ayuda humanitaria, según las últimas estimaciones. Estamos trabajando para expandir nuestra asistencia, siguiendo los principios de humanidad, neutralidad, imparcialidad e independencia”.
La declaración contrastó con las anteriores de Guterres, que básicamente ignoraban la profundidad de la tragedia venezolana y le hacían el juego a la estrategia de la dictadura de Nicolás Maduro de minimizar la crisis.
Pero, como queda claro en un informe conjunto de 71 páginas de la Escuela de Salud Pública de la Universidad Johns Hopkins y la organización de derechos humanos Human Rights Watch, la situación humanitaria en Venezuela se ha deteriorado a niveles nunca vistos en la historia reciente de la región.
Tal como sucedió en Yemen y Siria, más de 3.4 millones de venezolanos han huido de Venezuela en los últimos años. El secretario general de la Organización de los Estados Americanos, Luis Almagro, me dijo recientemente que la cifra de refugiados podría alcanzar los 10 millones en los próximos cuatro años.
Y, contrariamente a la más reciente narrativa de Maduro de que el desastre venezolano es culpa de las sanciones de Estados Unidos, el informe de Johns Hopkins y HRW muestra claramente que el país colapsó antes de que Washington impusiera sanciones petroleras a Venezuela en enero de 2019.
Vean estos datos del informe:
▪ Entre 2008 y 2015, solo se había registrado un caso de sarampión en Venezuela. Entre junio de 2017 y 2019, se han reportado más de 9,300 casos de sarampión.
▪ Los casos de malaria se han disparado de menos de 36,000 en 2009 a más de 414,000 en 2017.
▪ En 2016, la mortalidad materna aumentó 65 por ciento y la mortalidad infantil aumentó 30 por ciento respecto al año anterior, según cifras del gobierno venezolano. El régimen ha dejado de publicar cifras de mortalidad materna e infantil desde entonces.
▪ En 2018, había 3.7 millones de personas desnutridas en Venezuela, o un 12 por ciento de la población, comparado con un 5 por ciento algunos años antes.
Tras años de intentar negar que Venezuela tiene una crisis humanitaria, y después de haber enviado recientemente a sus tropas a la frontera para impedir el paso de ayuda humanitaria enviada por Estados Unidos y varios países latinoamericanos, Maduro está aceptando ahora ayuda del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR).
El CICR acaba de anunciar que ampliará su presupuesto para emergencias de salud en Venezuela de $9 millones a $24 millones. Pero eso solo alcanza para atender a unos 650,000 de los 7 millones de venezolanos que necesitan asistencia médica urgente, según un informe de la ONU que se filtró a los medios el mes pasado.
Los activistas de derechos humanos le están pidiendo a Guterres que deje de actuar como un timorato y haga aumentar drásticamente la ayuda humanitaria de la ONU en lugar de seguir esperando a que Maduro le pida hacerlo.
Contrariamente a las afirmaciones de los funcionarios de la ONU de que solo el Consejo de Seguridad o la Asamblea General pueden ordenar un aumento de la ayuda humanitaria, Guterres puede hacer mucho por sí mismo, dicen los grupos de derechos humanos.
“Le estamos pidiendo a Guterres que ejerza su liderazgo, llame las cosas por su nombre, y diga que Venezuela tiene una grave emergencia humanitaria”, dice Lou Charboneau, de Human Rights Watch. “Es imposible imaginar que el sistema de la ONU no se movilizaría para responder” a esa solicitud, me dijo Charboneau.
Asimismo, si Guterres declarara a Venezuela una grave emergencia humanitaria, estaría poniéndole gran presión a Maduro para que acepte la ayuda humanitaria internacional. Y si Maduro no la permite, pagaría un alto costo político, ya que quedaría aún más expuesto ante el pueblo venezolano como lo que es: un tirano incompetente y cruel.