La decisión de escuelas en todo el mundo de suspender las clases y pedirles a los alumnos que continuen sus cursos por internet debido a la pandemia
del coronavirus acelerará la revolución tecnológica hacia la educación en
línea. La educación tradicional cambiará para siempre, y eso puede ser algo
bueno.
Por supuesto que, a corto plazo, la crisis del coronavirus afectara negativamente a cientos de millones de estudiantes en todo el mundo. El cierre de escuelas por el coronavirus ya ha hecho que casi 300 millones de niños y jóvenes en todo el mundo deban irse a estudiar a su casa, según
estimaciones de las Naciones Unidas.
Esto esta causando grandes problemas, especialmente para los niños pobres que dependen de sus almuerzos escolares para gran parte de su nutrición.
Además, los niños de hogares pobres tienen mas dificultades para adaptarse al aprendizaje en línea que sus compañeros de clase media o los más ricos.
Muchos niños de familias de bajos ingresos no tienen acceso a computadoras, o a servicios de internet de alta velocidad. Otros no tienen padres que manejan el internet suficientemente bien como para ayudarlos a seguir las instrucciones de las clases de educación a distancia.
Y muchos maestros aún no estan capacitados para enseñar en línea.
Pero estos nuevos desafios a nivel masivo acelerarán la busqueda de
soluciones tecnológicas. La crisis del coronavirus hara que los niños,
padres, maestros y programadores de aprendizaje en línea se pongan las
pilas para mejorar las plataformas de aprendizaje en línea. Y, en muchos
países, esto puede ayudar a reducir la iniquidad social que producen las
escuelas tradicionales.
Tal como lo aprendí hace unos años cuando hice la investigación para un
libro sobre la educación llamado “Basta de Historias”, la educación tradicional – que consiste en ir a la escuela por la mañana y hacer las tareas escolares en casa por la tarde – ha sido una receta para la desigualdad social.
Ese modelo tradicional ha condenado a una buena parte de los niños de
familias de bajos ingresos a abandonar la escuela, porque no tienen padres
con la suficiente educación como para ayudarlos a hacer sus tareas
escolares en su casa.
Entonces, muchos niños de familias pobres se quedan cada vez más atrás ensus clases, y terminan abandonando la escuela. Y eso los condena a ser pobres por el resto de su vida.
En 2007, varias escuelas de Estados Unidos comenzaron a tratar de corregir
esta injusticia creando “aulas invertidas”, o la “educación al revés”, en las que los estudiantes comenzaron a estudiar en su casa a la mañana con sus tabletas, e iban a la escuela por la tarde para hacer sus tareas escolares con la ayuda de sus maestras.
Este nuevo modelo educativo de “aprendizaje combinado” – mitad en línea y mitad presencial – debería ser el futuro de la educación. Probablemente sea la mejor manera de ayudar a los niños de hogares pobres no quedarse atrás en la escuela.
Desde entonces, las plataformas de educación a distancia como The Khan
Academy, una plataforma gratuita creada en 2008 para brindar videos educativos a millones de personas en todo el mundo, y las nuevas generaciones de robots-maestros han mejorado drasticamente el aprendizaje a distancia.
En 2017, salio al mercado un pequeño robot experimental llamado “Profesor
Einstein”. Es una mezcla de un juguete y un asistente virtual tipo Alexa que ayuda a los niños a aprender matemáticas, física y geometría. Desde entonces, se han producido varios otros robots docentes.
Asimismo, los cursos universitarios a distancia como los ofrecidos por Coursera, Udacity y edX se han multiplicado en años recientes. Muchas universidades de renombre ya ofrecen titulos de licenciaturas y maestría en línea.
No me sorprendería si, después de la pandemia del coronavirus, la mayoría
de la educación terciaria se traslada al internet. Y algo similar sucederá
con las consultas básicas de salud por telemedicina, el comercio electrónico y muchas otras actividades.
La crisis del coronavirus acelerará la revolución digital en curso en todos
estos campos. Es demasiado temprano para saber si el resultado general será
positivo, pero en materia de educación, será una buena herramienta para reducir la desigualdad. ¡Puede ser uno de los pocos resultados positivos
de esta pesadilla actual del coronavirus!