POR ISMAEL CALA
Publicado en septiembre de 2020
Cada día encontramos nuevas evidencias científicas sobre la plasticidad del cerebro. ¿Qué significa esto? Los seres humanos podemos reinventarnos y crear nuevas realidades, porque el cerebro está preparado para adaptarse a los cambios a partir de pensamientos, experiencias o decisiones.
El más reciente estudio se produjo en un escenario muy particular: la Estación Espacial Internacional. Investigadores de varios países analizaron la estructura cerebral de 11 astronautas rusos, durante 171 días en el espacio, a través de resonancias magnéticas.
La neuroplasticidad, según el experimento, permitió adaptar las estrategias motoras de los astronautas. Además, la materia gris total no disminuyó después del regreso a la Tierra, sino que se redistribuyó en el cerebro de la misma manera que antes del vuelo.
Con los pies ya firmes en la tierra, debemos convertirnos en programadores conscientes del cerebro, para liderar eficientemente nuestra vida, disminuir el estrés y vivir en paz, más allá de las circunstancias.
Aprender que los pensamientos pueden cambiar el cerebro, la biología y la vida, es un descubrimiento extraordinario que empodera y abre una gran ventana de posibilidades.
El médico Joe Dispenza asegura: “Si quieres un nuevo resultado, tendrás que romper el hábito de ser tú, y reinventar un nuevo tú”. Muchos quieren cambiar su realidad, pero condicionan el cambio a las circunstancias. Sin embargo, el cambio llega de adentro hacia afuera, y de manera consciente.
Tenemos unos 70.000 pensamientos diarios. Si estos son los mismos todos los días, y si una parte de la biología depende de las emociones, entonces difícilmente podrán producirse cambios profundos en el ser. En otras palabras, nada cambiará en el cuerpo ni en la realidad, si nosotros no cambiamos.
Cambiar la mente, por tanto, es hacer que “corra” un programa diferente en el cerebro. ¿Cómo? Añadiendo información nueva, deshaciéndonos de lo inservible, viviendo nuevas experiencias y saliendo de la zona de confort.
Eso sí, cada uno en su estilo. Por ejemplo, Madonna, que acaba de cumplir 62 años, sigue demostrando su capacidad de reinvención a través de la provocación y el experimento permanente. ¿Resultado? Siempre joven.
Los estudios demuestran que la emoción, el deporte, la sorpresa y la experimentación son ingredientes necesarios para sumar conocimiento. Cuando estimulamos el cerebro para aprender más y nos emocionamos con la tarea, nos preparamos para el cambio.