“Supercentenaria”, es la segunda persona más longeva del mundo, y la más vieja de Europa. Conoció la gripe española, pasó las dos guerras mundiales y ahora superó la enfermedad casi sin síntomas.
Pandemia, aislamiento y crisis son las duras consecuencias que trajo el Covid-19, el virus que puso en pausa al mundo en 2020 y, por lo que parece, también lo hará durante gran parte de este 2021.
Sin embargo, como en el Yin y el Yang de la vida, en todo lo malo siempre está presente lo bueno. Es que si algo de positivo nos trajo el coronavirus es una buena cantidad de historias con final feliz, de recuperación, resiliencia y esperanza.
Y este es uno de esos casos. La monja francesa Lucile Randon, conocida como la Hermana André y considerada la persona más longeva viva en Europa, se recuperó del coronavirus a sólo dos días de cumplir los 117 años de vida, informaron medios locales.
Randon -que nació en la localidad de Alés, en el sur del país, el 11 de febrero de 1904-, dio positivo de coronavirus el pasado 16 de enero. Desde ese entonces fue puesta en estricta cuarentena en el cuarto que ocupa en la residencia de ancianos de Sainte Catherine Labouré, situada en Toulon, también en el sur de Francia.
“Ni siquiera me di cuenta de que estaba infectada”, aseguró la centenaria en declaraciones al periódico local Var Matin. Unas semanas más tarde, la religiosa ya está recuperada.
Un vocero de la residencia explicó al mismo diario que la Hermana André no tenía miedo del virus, aunque sí manifestó preocupación por la salud de los otros residentes.
“También le preocupaba si sus horarios de acostarse o de comer iban a cambiar por estar infectada”, agregó el portavoz.
Supercentenaria, la monja está considerada la segunda persona viva verificada más anciana del mundo, apenas por detrás de la japonesa Kane Tanaka, nacida el 2 de enero de 1903.