Los latinoamericanos contamos con una cultura católica en la que el perdón es columna central. O por lo menos debería serlo. En México, recientemente, Luis Donaldo Colosio Riojas, hijo del asesinado candidato presidencial Luis Donaldo Colosio Murrieta, acaparó titulares al perdonar públicamente a los asesinos de su padre: “Perdono a los cobardes que me arrebataron a mi padre (…) Perdono al asesino que tomó su vida (…) Perdono porque es lo correcto y porque no existe una transición hacia la paz sin un auténtico ejercicio de reconciliación…”.
Colosio Riojas atrajo innumerables elogios, pero también críticas. Hay personas que no terminan de entender el poder liberador del perdón.
Una investigación de la Universidad Pontificia Comillas de Madrid (España), concluye que el perdón reduce los efectos negativos para la salud mental del no-perdón, además de incrementar la autoestima y la esperanza. Incluso, advierte que los efectos adversos de la hostilidad (como componente del no-perdón) pueden influir en la respuesta cardiovascular.
En otra investigación, el psicólogo Enrique Echeburúa explica que “el perdón no es olvido”, pero puede tener efectos psicológicos positivos para la víctima, entre ellos “no vivir atormentada, sacudirse el yugo del pasado, mejorar la salud, reconciliarse consigo misma y recuperar la paz interior”.
¿Te parece poco? Echeburúa introduce un detalle revelador: “Perdonar puede ser la única posibilidad que posee el ser humano para modificar el pasado, para cambiar un hecho ya inmodificable. La fuerza del perdón permite romper con la irreversibilidad de lo ya sucedido y reconstruir con los escombros un nuevo edificio”.
Estos y muchos otros estudios científicos reflejan los efectos del perdón, y de su poder “reconstructor”. Por ello, y bajo el título de “La ciencia de perdonar: antídoto contra la ansiedad y depresión”, celebraremos el sábado 27 de febrero el segundo encuentro de formación de 2021 en el nuevo Cala Center, de Miami.
La llave a la libertad espiritual y mental está en tus manos, no depende de los familiares, la pareja, el país o el gobierno. Solo tú puedes dejar atrás lo que no sirve, lo que te genera sentimientos oscuros y te ancla en la tristeza. Es hora de perdonar (y de aprender a perdonar) para reconvertir los sucesos del pasado en un presente sin ansiedad ni depresión.