Sankalp y Rani Parihar, dos agricultores de India, no pueden creer lo que les está ocurriendo. Plantaron sin querer en su huerta de árboles del mango más caro del mundo y la situación se les está yendo de las manos.
Los Parihar tuvieron que recurrir a nueve perros de seguridad -seis de ellos ovejeros alemanes- y a cuatro guardias para que no les robaran su cultivo (ya sufrieron un robo).
Cada mango Miyazaki cuesta alrededor de 50 dólares, pero un hombre ya quiso pagar 283 por un fruto de los de los agricultores. En Japón llegaron a ofrecer hasta 2500 por dos de ellos. Sakalp y Rani crearon un objeto de lujo sin saberlo.
La pareja sembró cerca de 150 árboles, pero hasta ahora solo cuatro están dando frutos. No hicieron todo junto: primero plantaron cincuenta y después cien más.
¿Cómo llegó el Miyazaki a la huerta de estos dos agricultores? Cuando aceptaron el ofrecimiento que les hizo un misterioso viajero en un tren. Este hombre les dio árboles jóvenes que aparentemente provenían de una variedad de coco y le dijo que los cuidaran como si fueran bebés.
Al cabo de unos meses se percataron de que en algunos de ellos nacían frutos extraños y hasta les pusieron de nombre “Damini”. Buscando respuestas investigaron y se dieron cuenta de que lo que habían plantado era el árbol del mango Miyazaki.
Los Miyazaki son una fruta color rubí conocida en sus mejores ejemplares como “Huevos del sol”. Son muy costosas porque su producción es muy baja, por ende, son muy extrañas y difíciles de encontrar.
Según G. S. Kaushal, ex director del departamento de horticultura de su ciudad, su sabor es muy dulce y en Japón suelen utilizarla
como regalo.
Se cultivan desde los setenta y ochenta en la ciudad de Miyazaki (de ahí el nombre), en Japón. Pesan más de 350 gramos y tienen un contenido de azúcar del 15 por ciento o más.