Llevo días pensando cómo abordar este espacio de opinión semanal después de una semana de tanta tristeza y desesperanza.
La historia está plagada de situaciones en las que, aquellos que pudiendo hacer algo para detener las injusticias y atrocidades, prefirieron mirar a otro lado. Desde líderes, hasta ciudadanos comunes, pero son estos últimos quienes desconocen el alcance que sus acciones pueden tener.
Todas las personas tenemos el poder de hacer el bien. Y no me refiero explícitamente a esas situaciones desgraciadamente extraordinarias, como la reciente tragedia tras el tiroteo en Texas, en las que parece ser más obvio, o de trabajar en cualquier organización sin fines de lucro, que también es una excelente alternativa.
Hablo del bien desde el día a día, con acciones que pueden marcar un antes y un después en quienes están a nuestro alrededor, y cuyos problemas no suelen ser tan visibles para nosotros.
Si nos lo proponemos, cada uno de nosotros puede generar un cambio positivo desde nuestra propia trinchera. Ahora más que nunca, las personas tenemos el poder de obrar verdaderos milagros en las vidas de quienes necesitan una mano amiga.
Todos conocemos ese caso de algún amigo, allegado, vecino que está pasando por una difícil situación personal en estos instantes. Quizás, existan situaciones en las que no podamos hacer mayor cosa…
¿Pero te has preguntando la fortaleza que puede traer para esa familia algún donativo pequeño, un mensaje de aprecio, o el simple ofrecimiento de ayuda en lo que verdaderamente esté en nuestras manos?
Yo soy una persona convencida de que la suma del esfuerzo individual, puede generar grandes impactos a nivel colectivo. Y me gustaría imaginar que al menos una persona que lea este par de líneas, se sienta motivada a brindar su apoyo en estos instantes, a esa persona de su vecindario que tanto lo necesita.
Uno de las emociones más sublimes que podemos experimentar como seres humanos es sentir que somos útiles para el bien ajeno, que nuestro esfuerzo aporta bienestar a otras personas menos favorecidas.
Me gustaría pensar que luego de estas líneas, conseguiré que al menos alguien se plantee qué cosa puede hacer hoy por alguien más, sin que necesariamente sea una actividad que requiera invertir dinero.
Ayudar se trata de aliviar, de hacer por los demás y llenarnos de regocijo por ello. Toma la batuta, que alguien espera por ti.