Tras la decisión del presidente de Ecuador, Guillermo Lasso, de convocar elecciones anticipadas en medio de un proceso de juicio político que probablemente hubiera terminado con su destitución, muchos en Washington se están haciendo la siguiente pregunta: ¿Abandono Estados Unidos a uno de sus pocos aliados en la región?
Es una pregunta valida. Ecuador lleva años intentando firmar un tratado de libre comercio con Estados Unidos, sin lograrlo. Tanto el presidente Biden como su antecesor, Donald Trump, no han invertido mucho capital político en firmar un acuerdo comercial con Ecuador, en parte debido a la presión de sectores anti-libre comercio en Congreso.
La semana pasada, en un esfuerzo por ampliar sus mercados de exportación, el asediado gobierno de Lasso firmo un acuerdo de libre comercio con China.
El nuevo acuerdo comercial, firmado el 11 de mayo, ampliara aún más la influencia de China en América Latina. China ya tiene acuerdos de libre comercio con Perú, Chile y Costa Rica, y es el mayor socio comercial de Brasil y varios otros países sudamericanos.
Según me dicen funcionarios ecuatorianos, China ya se convirtió el año pasado en el mayor socio comercial no petrolero de Ecuador, y que lo será aún más una vez que entre en vigor el nuevo acuerdo comercial. El tratado deberá ser ratificado por la ahora disuelta Asamblea Nacional de Ecuador, una vez que vuelva a funcionar después de las próximas elecciones presidenciales y legislativas del país en los próximos meses.
Curioso por saber por qué el gobierno de centro-derecha de Ecuador firmo un acuerdo con China antes de hacerlo con Estados Unidos, llame al ministro de Producción de Ecuador, Julio José Prado.
“Lamentablemente, Ecuador es el único país de la costa pacífica de América Latina que no tiene un tratado de libre comercio con Estados Unidos”, me dijo Prado. “Por eso, muchos de nuestros productos tienen que pagar aranceles para ingresar al mercado estadounidense”.
Agregó que, en comparación, “gracias al nuevo acuerdo con China podremos exportar el 99,6 por ciento de nuestros productos no petroleros a China con acceso preferencial”. Las principales exportaciones no petroleras de Ecuador incluyen camarones, banano, cacao, flores y minerales.
El gobierno de Biden está considerando incluir a Ecuador en el acuerdo de libre comercio USMCA con México y Canadá, o alternativamente agregar a Ecuador al acuerdo comercial de la Iniciativa de la Cuenca del Caribe con los países del Caribe. Pero Biden enfrenta una fuerte oposición a los acuerdos de libre comercio por parte del ala izquierda del Partido Demócrata.
La embajadora de Ecuador en Washington, Ivonne Baki, me dijo que la Administración Biden “está haciendo lo que puede para firmar un tratado de libre comercio con nosotros, pero no es suficiente”. Agrego que algunos en Washington se oponen a firmar acuerdos de libre comercio con cualquier país, incluidos los aliados tradicionales como el Reino Unido.
“Ahora es el momento de hacerlo”, me dijo Vaky, refiriéndose a un acuerdo comercial de Estados Unidos con Ecuador. “La mejor manera de ayudar a resolver la convulsión social de Ecuador, reaccionar a la entrada de China y detener la creciente migración sería que Estados Unidos firmara un acuerdo comercial con Ecuador en este mismo momento”.
Estoy de acuerdo. Los acuerdos de libre comercio son importantes porque atraen inversiones y crean empleos en los países exportadores, y benefician a los consumidores en los países importadores como Estados Unidos. Las empresas estadounidenses estarían mucho más dispuestas a invertir en Ecuador bajo un acuerdo de libre comercio que las protegería de posibles riesgos políticos.
En este momento, Ecuador está en una gran desventaja con sus vecinos de la costa del Pacifico, que tienen tales acuerdos con los Estados Unidos.
Independientemente de que Lasso permanezca en el poder hasta el final de su mandato en 2025 -sus posibilidades de ganar las próximas elecciones son dudosas, dada su baja tasa de popularidad- ahora es el momento de que la administración Biden apoye a Ecuador.
Con el desempleo en Estados Unidos de apenas el 3.4 por ciento, su nivel más bajo en casi sesenta años, y un número creciente de ecuatorianos que intentan cruzar la frontera hacia los Estados Unidos, es vergonzoso – y ridículo – que Ecuador todavía no tenga el mismo acceso comercial que sus vecinos al mercado estadounidense.