El aspirante presidencial Donald Trump está usando el asesinato de una estudiante en Georgia por un sospechoso indocumentado de Venezuela para pintar a la mayoría de los migrantes sin papeles como criminales violentos. Eso no solo es falso, sino también peligroso, porque alienta el odio racial contra todos los hispanoparlantes. Unas 71 personas son asesinadas diariamente en Estados Unidos, según datos de los Centros para el Control de Enfermedades. Pero a pesar de que la mayoría de estos asesinatos son cometidos por estadounidenses nacidos en Estados Unidos, Trump está centrando la atención exclusivamente en los crímenes violentos cometidos por inmigrantes. Durante una visita a la frontera el jueves 29 de febrero, Trump afirmó falsamente que “Estados Unidos está siendo invadido por migrantes criminales”. Añadió, en una obscena generalización, que los migrantes indocumentados “vienen de cárceles y de prisiones y de instituciones mentales y de manicomios”. Trump citó cifras de crímenes cometidos por migrantes, pero omitiendo mencionar que las tasas de delitos violentos en las ciudades más grandes de Estados Unidos cayeron un 12% el año pasado y están significativamente por debajo de sus niveles de 2020, según estudios basados en datos del FBI.
Otro dato que Trump omitió mencionar es que los indocumentados cometen menos delitos violentos que los ciudadanos nacidos en Estados Unidos, según un estudio publicado por la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos. De hecho, la mayoría los indocumentados tienen muchos menos cargos criminales que el propio Trump, que está siendo acusado de 91 delitos penales. En su discurso en la frontera, Trump hizo hincapié en el reciente asesinato de Laken Riley, la estudiante de enfermería de Georgia que aparentemente fue asesinada por un migrante venezolano indocumentado.
Días antes, refiriéndose a ese crimen, Trump había escrito en su red social que “el monstruo que le quitó la vida entró ilegalmente a nuestro país en 2022”. Es la misma indignación selectiva con la que Trump lanzó su campaña presidencial de 2016, cuando afirmó falsamente que los inmigrantes mexicanos “están trayendo el crimen”, o que usó más recientemente cuando dijo que los indocumentados están “envenenando la sangre” de Estados Unidos. Según Douglas Rivlin, portavoz del grupo proinmigración ordenada Americas Voice, el discurso de Trump incita el odio racial. Trump “trata de inflamar los ánimos de los votantes, pero algunas personas llevan las cosas al próximo nivel y cometen asesinatos”, me dijo Rivlin.
Desde que Trump pronunció su famoso discurso de campaña de 2016, los ataques violentos contra inmigrantes latinos han aumentado considerablemente, según el Centro para el Estudio del Odio y el Extremismo de la Universidad Estatal de California. La masacre de 2019 en un centro comercial Walmart en El Paso, Texas, que dejó 23 muertos fue el peor ataque contra los hispanos en la historia reciente de Estados Unidos. Haciéndose eco de la retórica de Trump, el asesino masivo había dejado un mensaje diciendo que estaba actuando “en respuesta a la invasión hispana de Texas”. El terrorismo interno, que proviene principalmente de extremistas de derecha, es una de las mayores amenazas a la seguridad nacional, según las agencias gubernamentales estadounidenses. En lugar de alimentar la llama del racismo, Trump debería intentar apagarla.
También es irónico que Trump y sus seguidores no apliquen la misma lógica para la inmigración que para el control de armas. Cada vez que hay un asesinato masivo y la gente pide regulaciones más estrictas contra las armas automáticas, Trump y sus seguidores dicen que “no hay que politizar el tema” mientras los familiares de las víctimas están de luto. Pero cuando un migrante indocumentado comete un asesinato, inmediatamente politizan el tema y exigen medidas contra los migrantes. El motivo por el que Trump y las cadenas de televisión de extrema derecha alimentan la narrativa de los “migrantes criminales” es muy simple: generar el miedo a los extranjeros aumenta la audiencia y los votos.
Trump también se está concentrando en el tema de los “migrantes criminales” porque se le han caído sus principales temas de campaña: la economía estadounidense va sorprendentemente bien, la bolsa de valores ha subido a un récord histórico, y el desempleo ha bajado a mínimos no vistos en décadas. La xenofobia y el racismo son el último refugio de los demagogos.