Un grupo de científicos brasileños investiga a un rebaño de cabras de procedencia desconocida que ha logrado sobrevivir durante cerca de tres siglos sin agua dulce en una diminuta isla del noreste de Brasil.
Este enigma tiene su origen en Santa Bárbara, una de las cinco islas de formación volcánica que componen el archipiélago de Abrolhos, a unos 45 millas de la costa de Bahía. En ese islote de vegetación baja, con apenas 4500 pies de largo y 900 de ancho, había 27 cabras, aunque en el pasado llegaron a ser dos centenares. Nadie sabe a ciencia cierta cómo llegaron allí.
Una hipótesis es que los colonizadores acostumbraban a dejar víveres cuando pasaban por islas. Navegaban en condiciones pésimas y parar en una isla y tener cerdos, aves o cabras era una fuente alimentaria bastante segura. Lo más sorprendente es que hayan sobrevivido en un ambiente relativamente seco y sin agua dulce.
Las cabras pudieron haberse adaptado a beber agua del mar, y que ese comportamiento se transmitió a las generaciones siguientes.
Por otro lado, cuando las trasladaron a tierra firma las cabras se lanzaron con ansia a comer una planta conocida como “beldroega” que tiene un alto contenido de agua.
Otro aspecto llamativo es que con frecuencia tienen ”partos gemelares”, lo que denota que estaban bien nutridas y adaptadas.
La presencia de estos mamíferos rumiantes provocaba un gran impacto ambiental en Santa Bárbara, isla bajo jurisdicción de la Marina.
La remoción de los caprinos era una vieja demanda del Instituto Chico Mendes de Conservación de la Biodiversidad (ICMBio), que administra el Parque Nacional Marino de Abrolhos. El jefe del parque, indica que su presencia erosionaba el terreno y ponía en peligro los procesos reproductivos de aves marinas de gran valor que anidan en el suelo ante la ausencia de árboles. Así, en 2023, intensificaron el diálogo con la Marina, y en 2024 lo dedicaron a elaborar el plan para su transferencia. Las capturaron en tres tandas y a La última de las 27, a la que bautizaron como María.
“Creemos que desarrollaron talentos únicos para sobrevivir. Si no se hubiera controlado su población, habrían tomado toda la isla y se habrían autodestruido”, apunta Rocha.
Su supervivencia no será en vano. Servirá para descifrar su extrema resiliencia, que podría dar inicio a una nueva estirpe de cabras ideales para lugares áridos y mejor adaptadas para enfrentar el cambio climático.